de Gonzalo Contreras
"Max giró, comenzó a andar, luego a correr seguido de Úrsula, que no se esforzaba por sobrepasarlo y que meneaba la cola como si se tratara de un juego. Al final de la playa se detuvo, miró hacia atrás y ya no había nadie, ni el auto montado en la arena, ni los pequeños puntos multicolores. Llevó a la perra, arrastrándola por el cuero de su lomo, hasta el borde del agua donde le hundió el hocico."
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