Philip K. Dick
"-No quiero saber nada. No quiero oir nada. -Oyó el balido de su voz débil, parapetada en su ignorancia. El balido de la necedad, de la enorme locura de que era capaz. Lo sabía, lo reconocía cuando se lo decían, pero aún así se empecinaba en actuar de esa manera-. Sé que no soy perfecto. Pero no puedo cambiar. Estoy satisfecho."
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